Por Xavi Ayén y Magí Camps –
Virus se escribe con v de versos y pandemia con la p de poesía. En el año de la plaga, el 2020, los principales premios literarios institucionales a la trayectoria –generalmente ganados por novelistas– han ido a parar esta vez a poetas. El Nobel de Literatura ha sido para la estadounidense Louise Glück; el Princesa de Asturias, para la canadiense Anne Carson; el Cervantes, para el valenciano Francisco Brines; y el Premi d’Honor de les Lletres Catalanes, para Enric Casasses.
Una coincidencia semejante de estos cuatro premios no tiene precedentes. Podría citarse, como mucho, el 2011, año en que Tomas Tranströmer ganó el Nobel; Nicanor Parra, el Cervantes; Leonard Cohen, el Princesa de Asturias; y Albert Manent, el Premi d’Honor, pero los dos últimos fueron reconocidos también por su destacada obra en otros géneros. Cohen, más por sus canciones; y, de Manent, el jurado resaltaba su labor ensayística como filólogo e historiador.
¿Estamos ante un cambio en la percepción social de la poesía? ¿Ha influido el confinamiento? ¿O se trata de una mera casualidad? Chus Visor, editor de Visor –la nueva casa de Louise Glück, por cierto– opina que, a nivel global, es “simple azar” pero que “en España es una moda tremenda, todo el mundo habla de poesía como nunca, en redes y periódicos, el poemario de Elvira Sastre está entre los más vendidos del año y eso no había pasado nunca en la vida. La poesía se está vendiendo mucho más que antes, y las librerías le hacen más caso”. Cree que el boom de poetas instagramers y youtubers “ha bajado, ahora ya no copan el top 10, se ha desinflado la cosa y se han quedado solo los que se tienen que quedar”.
Las pequeñas editoriales independientes, como Visor, siguen siendo el referente de calidad. De entre los nueve mejores títulos publicados en el 2020, en una encuesta entre diez libreros realizada por La Vanguardia, ocho de los nueve títulos provienen de editores de esas características. Sin embargo, en el ranking de ventas la situación se invierte, y 16 de los 20 libros más vendidos han sido editados por grandes grupos, con sus apuestas más comerciales aunque también cuentan con sellos de gran calidad literaria como Tusquets o Lumen.
Josep Lluch, editor de Ossa Menor, en el Grup 62, edita unos seis títulos al año, la mitad vinculados a premios como el Carles Riba (el de más tirada), el Miquel de Palol (de los Prudenci Bertrana) y en ocasiones (es rotatorio) los Jocs Florals de Barcelona. Resalta que “Joan Margarit, por ejemplo, vende más que algunos novelistas. David Caño, el ganador de los Jocs Florals, lleva tres ediciones… No soy catastrofista porque, respecto a otros géneros, la poesía esta creciendo aunque en las cifras globales se venda poco, nuestras tiradas suelen ser de 1.000 ejemplares”.
El libro más vendido en todo el 2020 es del gallego Defreds, que empezó escribiendo textos en Twitter y, de hecho, en las entrevistas dice cosas como “yo no escribo poesía, ni siquiera me interesa”. Su libro lleva más de 22.000 ejemplares vendidos en caja, 10.000 de ellos este año, pero es que tiene otros tres títulos distintos en el top-10. Sus afirmaciones desvelan la pertinencia de una pregunta clásica: ¿qué es Poesía?