Cuando pensamos en el amor en la Literatura irremediablemente nos vienen a la mente aquellas historias pasionales escritas por sus autores. Pero lo cierto es que también ha habido intensas historias de amor vividas por los escritores de esos libros.
Tal es el caso de Emilio Salgari, reconocido italiano autor de ya clásicas novelas de aventuras como Sandokán, Los tigres de Mompracem o Cartago en llamas, entre tantas otras.
Salgari supo tener fama, dinero y amor, pero luego lo perdió todo. Una serie de infortunios lo llevó a la debacle, pero los investigadores no dudan en asegurar que la causa de su temprana muerte fue haber perdido el amor de su esposa, Ida Peruzzi, a quien amaba profundamente.
La locura de ella lo había obligado a internarla en una institución psiquiátrica de Turín. Lo hizo el día 19 de abril de 1911. Tan sólo seis días después de ello Salgari se quitaría la vida.
“He perdido cuanto más tenía de querido, ¡mi Aída! Aquella que todo lo compartió conmigo, aquella que sufrió con mis pesares, mi inspiradora, mi amiga, mi alma… Me siento perder, mi vida declina, ha llegado el fin, ha llegado el fin”.
La víspera de su muerte escribiría “Hijos míos, su padre camina hacia las tinieblas, hacia el destino final. No hay precipicio. No hay obstáculo que pueda detenerme, que pueda hacerme retroceder, no, ¡no hay nada absolutamente!… Nos hemos amado tanto, hasta la locura. Ella ha sufrido demasiado, pobre amor mío; su cerebro se ha rendido antes que el mío… Ahora que ella se separa de mí, ahora que ella me abandona, perdiendo la luz de la razón, ahora que ella se va de mi lado, no veo más que tinieblas, que horrores, que noche”.
Pocos días más tarde muere Ida Peruzzi. Los hijos quedarían solos pero la tragedia no los abandonaría. Uno de ellos moriría en un accidente de tránsito; la hija contraería tuberculosis y fallecería apenas cumplidos los 21 años; y los otros dos seguirían el camino trágico de su padre. Así terminaría el linaje de uno de los autores de aventuras más leídos de todos los tiempos.