Nezahualcóyotl

De todos los poetas precolombinos seguramente fue Nezahualcóyotl el más talentoso.

Rey de la tribu de los texcocanos, anteriormente llamados alcohuanos, nació en 1402, en Texcoco, hoy México, y murió en 1472.

Personaje ineludible en la Historia de su país, no sólo fue uno de los monarcas más ejemplares del Antiguo México sino que también fue un reconocido poeta.28 de abril de 1402 y es un personaje ineludibl

Como gobernante también fue notable. Su primer acto fue idear un código de leyes, considerado tan ejemplar que fue adoptado por sus aliados principales, los mexicas y los tlacopanos. Las leyes, basadas en una división de poderes, creaban un número de consejos incluyendo el de Guerra, Finanzas, Justicia y el llamado Consejo de Música, que no sólo era música, sino que incluía ciencia, arte, literatura, poesía e historia.

Consumado el dominio del valle de México, Texcoco, Tenochtitlán y Tacuba formó junto a sus aliados, la Triple Alianza, en 1431, y Nezahualcóyotl reinó por más de 40 años. Reorganizó el gobierno y dictó leyes que fortalecieron al Estado. Se encargó de la construcción del acueducto de agua potable para México. Y durante ese periodo ordenó la construcción de palacios, templos, escuelas básicas y especializadas, mercados, jardines botánicos, aviarios y zoológicos. También supervisó la construcción de caminos, diques y presas.

Compuso numerosos cantos y poemas, de los que se conservan 36. Todos ellos nos dejan penetrar dentro del alma y expresión de Nezahualcóyotl. En su honor, un municipio y una ciudad en el estado de México llevan su nombre.

Sus versos son de clara esencia existencial, como “Un recuerdo que dejo”:

¿Con qué he de irme?
¿Nada dejaré en pos de mí sobre la tierra?
¿Cómo ha de actuar mi corazón?
¿Acaso en vano venimos a vivir,
a brotar sobre la tierra?
Dejemos al menos flores
Dejemos al menos cantos.

O “¿Adónde iremos?”:

¿A dónde iremos
donde la muerte no exista?
Más, ¿por esto viviré llorando?
Que tu corazón se enderece:
aquí nadie vivirá para siempre.

Aún los príncipes a morir vinieron,
los bultos funerarios se queman.
Que tu corazón se enderece:
aquí nadie vivirá para siempre.

También “En el interior del cielo”:

Sólo allá en el interior del cielo
tú inventas tu palabra,
dador de la vida.
¿Qué determinarás?
¿Tendrás fastidio aquí?
¿Ocultarás tu fama y tu gloria en la tierra?
¿Qué determinarás?

Nadie puede ser amigo
del dador de la vida.
Amigos, águilas, tigres,
¿a dónde en verdad iremos?

Mal hacemos las cosas, oh amigo.
Por ello no así te aflijas,
eso nos enferma, nos causa la muerte.
Esforzáos, todos tendremos que ir
a la región del misterio.

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